Una mirada a la salud de las Mujeres Nicaragüenses

Sin conocimientos, autonomía y recursos para tomar decisiones no es posible gozar de un estado de salud óptimo. Para muchas mujeres el cuerpo es un gran desconocido. Un cuerpo usado y muchas veces maltratado en nombre del amor, la familia, la maternidad. Un cuerpo para el sacrificio y el aguante. Un cuerpo temeroso de decir lo que piensa. Un cuerpo confundido entre el deseo propio y el deseo impuesto por la cultura patriarcal.

 ¿Cómo se relacionan nuestros cuerpos con el Estado?

Con inseguridad y malestar. En muchos centros de salud te atienden tardíamente o retrasan las citas y exámenes, no te explican claramente tu condición de salud, no te dan el medicamento necesario y completo. Muchas mujeres no visitan un puesto de salud por falta de tiempo, de dinero y de confianza para expresar sus malestares. El binomio madre-hijo desconsidera las necesidades de las mujeres. Muchos profesionales de la salud ven el cuerpo de las mujeres como un útero que engendra, asignándoles a las mujeres la responsabilidad de proteger el embarazo independientemente de su propia situación. Con desinformación y sumisión. Miles de mujeres llegan a los centros de salud desconociendo el derecho a recibir atención integral y por eso se conforman con servicios limitados y de mala calidad.

 Principales consecuencias de esa relación de las mujeres por los servicios públicos de Salud:

• Embarazos de niñas y adolescentes como consecuencia de la violencia sexual. El Informe Nacional sobre Desarrollo Humano del 2011 divulga cifras del MINSA que indican que en el año 2009 el 27,5% de los embarazos correspondió a niñas y jóvenes entre 10 y 19 años. Los registros policiales citados por este informe señalan que en el período 2005-2009 alrededor del 50% de las víctimas de violación son mujeres adolescentes.

• La penalización del aborto terapéutico y mortalidad de mujeres embarazadas. Cifras oficiales del 2008 reconocen que 100 mujeres por 100,00 nacidos vivos han muerto por causas relacionadas con el embarazo y el parto. El gobierno esconde con celo extremo los datos de los últimos años.

• El cáncer de mama y cérvico-uterino están entre las primeras causas de muerte de mujeres en edad reproductiva. El Estado no invierte recursos necesarios para la detección y atención oportuna.

• El gobierno no tiene una clara estrategia de prevención de las ITS. El VIH y el Virus de Papiloma Humano causan estragos en la salud de las mujeres.

• La violencia de género enferma a las mujeres que la padecen. El personal de salud no entiende la relación entre violencia de género y enfermedad de las mujeres. Los activistas del gobierno pretenden encubrir esta realidad.

Una vez más las organizaciones feministas demandamos al Estado:

1. La defensa del Estado laico para erradicar la asociación entre cuerpo y pecado; entre maternidad y destino.

2. Educación sexual científica y con fundamento en los derechos humanos.

3. Restitución del aborto terapéutico.

4. La lucha contra la violencia hacia las mujeres y justicia para las víctimas.

5. Incremento sostenido del presupuesto de salud

6. Formular una política pública consensuada con las organizaciones de mujeres y recursos para prevenir la violencia hacia las mujeres.

7. Asegurar servicios integrales de salud para las mujeres, incluyendo la salud sexual.

8. No utilizar las necesidades de salud de las mujeres pobres para hacer propaganda política a favor del gobierno.