Qué término describe mejor a la comunidad negra de EE.UU.

William Márquez  BBC Mundo, Washington

En momentos en que se coloca la primera piedra de lo que será el Museo Nacional de la Cultura e Historia Afroamericana en Washington -descrito como un lugar de significado, reflexión, memoria, risa y esperanza- se empiezan a escuchar voces entre la comunidad negra en Estados Unidos algunos que cuestionan si el término “afroestadounidense” describe lo que realmente son.

Algunos lo consideran un término arcaico, sobre todo para las nuevas generaciones que supuestamente ya no sienten un vínculo con África.

Otros resaltan que la definición excluye a los descendientes de inmigrantes negros que llegaron a EE.UU. del Caribe o América Latina y a los blancos nacidos en África que se nacionalizaron y tuvieron hijos en ese país.

Pero varias organizaciones nacionales de defensa y promoción de la raza negra consideran que la palabra tiene un significado profundo que describe muy bien la identidad y la experiencia del negro estadounidense.

El lugar ancestral

La Constitución de EE.UU. catalogaba al negro como 3/5 de una persona.

La palabra “afroamericano” o “afroestadounidense” entró en el léxico en los años 80 durante la época en que Jesse Jackson, en ese entonces una de las principales figuras de la comunicad negra, realizaba una campaña por la presidencia y declaró que así era como los negros querían llamarse.

Hilary Shelton, director de la oficina en Washington de la Asociación Nacional para la Promoción de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) afirma que el apelativo surgió tras un importante diálogo y consideración sobre el tema.

“Fue un nombre que evolucionó después de todos los nombres que nos impusieron o que nosotros mismos, como pueblo, utilizamos para describirnos en el contexto estadounidense”, expresó a BBC Mundo.

Para Shelton se necesitaba una definición que encapsulara todas las dimensiones culturales de un ser humano en particular. Así como otros estadounidenses hacen referencia a sus países ancestrales para darse identidades compuestas como italoestadounidense, germanoestadounidense, etc., el negro requería resaltar su lugar de origen y su historia.

“Afroamericano habla muy ampliamente de quienes somos y por qué tenemos la apariencia que tenemos”, señaló el director de la NAACP.

“Trasciende nuestra historia, comprende la experiencia de haber venido de África, vivido como esclavo, luchado por la igualdad y logrado el reconocimiento como ciudadano de primera clase”, añadió.

Pero, hoy en día, hay quienes resisten ser vinculados con un pasado africano muy distante que confunde, más que explica, lo que son. Y prefieren que se les denomine “negros”, la palabra preferida anteriormente…

¿Negro o afroamericano?

Gibre George no quiere que lo llamen afroamericano.

Recientemente, un hijo de inmigrantes caribeños, Gibre George, publicó una página en una red social titulada “No me llamen afroamericano”. El sitio ha atraído a varios seguidores.

George alega que ya es hora de que todos se llamen simplemente “estadounidenses”.

Una serie de encuestas de la empresa Gallup realizadas desde los años 90 no muestran ninguna preferencia especial entre “negro” o “afroestadounidense”. En un breve sondeo informal, BBC Mundo logró establecer la misma tendencia.

Curiosamente, sin embargo, varias mujeres negras jóvenes prefirieron el término “negra” sobre “afroestadounidense”.

“Ser referida como negra me da mucha más amplitud para expresar quien soy”, manifestó Lekisha, una joven estudiante originalmente de Texas. “No me siento ofendida si me dicen afroestadounidense pero lleva muchas connotaciones, positivas y negativas”.

Desde que los primeros esclavos fueron llevados de África a Estados Unidos, cómo llamarlos y cómo definirlos dentro del contexto de esa sociedad ha sido un problema particular de este país.

Para empezar, la Constitución no los describía como personas completas sino “3/5 partes de un ser humano”, lo que ya presenta una problemática en la nomenclatura.

“¿Cómo se refiere uno a un ser o un ente que vive en su medio pero no es exactamente una persona?”, manifestó Sam Fulwood, experto en raza y políticas públicas del Centre for American Progress, una institución de centro-izquierda en Washington.

Renegociación

James Brown cantó: “¡Grítalo!, soy negro y estoy orgulloso”.

Fulwood postula en sus escritos la teoría que cada generación y media -entre 20 y 25 años-, después de la emancipación de los esclavos, los negros intentan renegociar su contrato con Estados Unidos y cómo se entienden y caben dentro del contexto de esa sociedad.

En el lapso de esos períodos, el académico sostiene que se renueva la conversación de cómo se deben denominar.

Cuando se abolió la esclavitud, explica Sam Fulwood, los negros se dieron en llamar “hombres libres” (freemen, en inglés) luego, en períodos sucesivos que coincidieron con movimientos culturales -como el llamado Renacimiento de Harlem- o movimientos sociales -como la lucha por los derechos civiles- el término fue cambiando a colored (persona de color), negro (escrita como en español pero pronunciada en inglés) hasta llegar a black (negro).

Esta última definición, black, tuvo mucho impacto en la comunidad gracias al cantante popular James Brown y su famosa canción “Say it loud: I´m black and I´m proud” (¡Grítalo!: soy negro y estoy orgulloso).

“Todavía recuerdo cómo los jóvenes querían llamarse negros (black), alentados por la cultura popular, mientras que los más viejos continuaban acostumbrados a ser denominados en algunos casos como personas de color”, indicó el analista.

Es esa cultura popular la que promueve y fija en el léxico ciertas definiciones, arguye Fulwood, y no porque haya habido un debate en torno al tema.

“Cuando Jesse Jackson lanzó su edicto que los negros nos llamaríamos afroestadounidense, no hubo una discusión ni una encuesta”, afirmó. “Él era un candidato presidencial y estaba intentando moldear la conversación política”.

Como principal portavoz de la comunidad negra, los medios inmediatamente empezaron a utilizar la expresión y la palabra caló en la cultura popular, de lo contrario nunca hubiera sobrevivido, según el experto en temas raciales.

También señala que la definición era algo con lo que la comunidad blanca se sentía cómoda en el sentido de que es ésta quien domina y manipula la mayoría de la expresión cultural del país.

No obstante, con las numerosas inmigraciones tanto de negros caribeños y latinoamericanos a Estados Unidos como de blancos africanos, la descripción de una noción racial empieza a llegar a un punto absurdo.

“Raza no tiene ningún significado en términos de su aplicación a la vida real, excepto cuando se lo adjudicamos debido a nuestras creencias políticas”, manifestó Fulwood.

Aunque algunos como Hilary Shelton de la NAACP que el término afroestadounidense ayuda a “definir la realidad humana en la que el pueblo de ascendencia africana vive y existe en Estados Unidos”, otros, como Sam Fulwood sostienen que la definición está destinada a cambiar nuevamente como todas las anteriores.