Ya es hora, es tiempo!!  LOGOTIPO

LAS MUJERES FRENTE A LA SEGURIDAD Y LA SOBERANIA ALIMENTARIA[1]

Documento de posición ante la 42° Asamblea Ordinaria de la OEA

3 al 5 de junio 2012, Cochabamba, Bolivia

Las mujeres feministas de las redes y organizaciones firmantes, provenientes de la región de América Latina y el Caribe, venimos a la 42 Asamblea de la OEA para:

1. DENUNCIAR el modelo de desarrollo de producción, distribución y consumo alimentario capitalista que se promueve en la mayoría de nuestras sociedades, dominado por las reglas del mercado, el libre comercio y su versión neoliberal de concentración de la riqueza e ingresos en pocas manos, aumentando la desigualdad y la pobreza derivada de los programas de ajuste macroeconómico y el consecuente achicamiento de los Estados.

La modalidad extractiva de los recursos naturales, comercialización monopólica, estimuló al sobreconsumo de productos industrializados con baja calidad nutricional y dudosos controles sanitarios por parte de los Estados; así como el agronegocio basado en la acaparamiento de tierras, manipulación genética, monopolio de las semillas y el uso intensivo de agroquímicos tienen un impacto sustantivo en los derechos humanos de las mujeres.

Este modelo, que se asienta sobre la pobreza y desigualdad estructural que recorre nuestras Américas, es excluyente de grandes grupos de población, que día a día ven recortadas su capacidad y recursos para acceder al alimento básico; deteriora la salud de la población humana, animal y el medioambiente en general, al tiempo que destruye las economías tradicionales y los equilibrios regionales; privatiza y/o contamina recursos comunitarios como el agua.

2. MANIFESTAR que los esfuerzos por mejorar la seguridad alimentaria no tendrán el esperado éxito si no toman en consideración el papel de las mujeres como productoras y proveedoras de alimentos. Las mujeres rurales constituyen el pilar de la agricultura de pequeña escala, producen riqueza económica y sostienen la pequeña economía de sus familias y comunidades; a pesar de ello, enfrentan el despojo de sus territorios por parte de las industrias extractivas del petróleo, el oro y otros minerales. Esto se suma a la ya tradicional situación de discriminación, como limitaciones para el acceso a la tierra, sometimiento a sobreexplotación y exceso de trabajo; exposición a agrotóxicos y daño a su salud, incluida la sexual y la reproductiva, que en algunos casos han producido abortos espontáneos…

El papel central de las mujeres en mantener la cadena productiva alimentaria, de conservar las semillas, la biodiversidad y el cuidado del medioambiente no es reconocido social ni económicamente; se les criminaliza y violenta cuando defienden sus territorios y su modo de vida comunitaria ante el despojo y expropiación de sus recursos naturales, llegando a negar su derecho a la autonomía económica y a la autonomía sexual y reproductiva sobre sus cuerpos.

Es innegable que las políticas públicas en seguridad y soberanía alimentarias, como todos los espacios sociales, presentan una particular configuración de género y por lo tanto no resultan neutrales para nuestro bienestar (CEPAL 2005)[2].

3. REIVINDICAR el derecho a la seguridad alimentaria sin discriminaciones, con cuidado del medioambiente y los equilibrios regionales, el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia. A la educación laica, intercultural, inclusiva, no sexista, no racista y no discriminatoria, que incluya la educación en sexualidad desde el nivel inicial, que asegure su autonomía de decisión en todos los aspectos de la vida.

Por todo lo anterior, EXIGIMOS a los Estados aquí reunidos que:

  • Adopten medidas que garanticen que el diseño e implementación de políticas públicas relacionadas con la seguridad y la soberanía alimentarias incorporen la participación de las mujeres de manera prioritaria, considerando el impacto que las mismas puedan tener en su vida.
  • Reconozcan el valor estratégico y económico que las mujeres tienen en el proceso de producción, procesamiento y distribución de alimentos para la comunidad y la sociedad.
  • Den cuenta, a través del seguimiento y la evaluación, del impacto específico que tiene en la vida de las mujeres las políticas extractivas y la crisis alimentaria.
  • Respeten el acceso a los recursos naturales que tenga en su centro el respeto a la vida de la naturaleza.
  • Que cese la criminalización creciente hacia las defensoras de derechos humanos de nuestra región, así como la impunidad de la que gozan las graves violaciones a sus derechos y que el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, incluido el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Belem do Pará (MESECVI) revise las medidas de protección previstas y su aplicación por parte de los Estados.
  • Garanticen la soberanía de las mujeres sobre su vida y sus cuerpos.
  • Que a nivel institucional, se fortalezca a la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM); y que la Relatoría de Derechos de las Mujeres elabore un informe sobre la situación de ¨la seguridad y soberanía alimentaria de las Mujeres en las Américas¨ para hacer recomendaciones más precisas a los Estados.

Finalmente, las mujeres de la región ALERTAMOS sobre el debilitamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos avasallando su autonomía e independencia y, por otro lado, desconociendo la jurisprudencia género sensitiva lograda en el Sistema.

Mujeres plenas, ciudadanas libres en las Américas: sin ellas no hay seguridad y soberanía alimentaria posible

¡YA ES HORA, ES TIEMPO!

Les invitamos a unirse y adherir a la Campaña a través de la página:

www.cladem.org/yaeshora/ o email: yaeshora@cladem.org


[1] Documento elaborado y presentado por el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer; Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora; Red Latinoamericana de Católicas por el Derecho a Decidir; Red de Salud de Mujeres Latinoamericanas y Caribeñas (RSMLAC); Red Latinoamericana de Mujeres Transformando la Economía (REMTE LA); Red de Mujeres Transformando la Economía. Bolivia (REMTE Bolivia); y AKAHATÁ–  Equipo de Trabajo en Sexualidades y Géneros.

[2] CEPAL, Op.cit., p. 1.