logotipo

Edición Especial.

Cairo+20. Ni un paso atrás, para seguir avanzando

Reunión del Comité Especial de la CEPAL sobre Población y Desarrollo aborda problemáticas urgentes de la región LAC

En Quito, Ecuador, del 4 a 6 de julio de 2012, se reunirá el Comité Especial de la CEPAL sobre Población y Desarrollo para abordar un eje temático prioritario a nivel regional: “Población, territorio y desarrollo sostenible”. La reunión incluirá 5 paneles: a) Población, territorio y desarrollo sostenible en el Caribe; b) Invertir en Juventud: brechas en el Acceso Universal a Salud Sexual y Reproductiva; c) Pueblos indígenas, territorio y desarrollo sostenible; d) Territorio y políticas públicas; y e) Población y desarrollo rural.

En la sesión se abordará el proceso del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, CIPD (El Cairo 1994)  después de 2014 en América Latina y el Caribe, a través de una Mesa Redonda de Alto Nivel con autoridades gubernamentales de países miembros de la Comisión y con representantes de organismos internacionales. Se conocerán informes sobre la III Conferencia Regional sobre Envejecimiento en Costa Rica (Madrid+10), el proceso regional de seguimiento del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo+20), y la agenda inconclusa del quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio.

En la Sesión Inaugural participarán, entre otros, Fander Falconi, Secretario Nacional de la Secretaría de Planificación y Desarrollo (SENPLADES) del Ecuador; Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); y Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), y además se prevé la asistencia de Rafael Correa, Presidente del Ecuador…

El documento “Población, territorio y desarrollo sostenible”, a cargo de Dirk Jaspers_Faijer, Director del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), División de Población de la CEPAL, entregará los principales elementos conceptuales para la reflexión de las delegaciones asistentes, las cuales, además, se involucrarán en debates sobre experiencias nacionales en materia de población y desarrollo. Se prevé, además, el lanzamiento de la publicación “Invertir en juventud en América Latina y el Caribe: Un imperativo de derechos e inclusión”, evento especial organizado por el UNFPA y la CEPAL.

En relación al  proceso de seguimiento del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, habrá la presentación de un informe desde la perspectiva de la sociedad civil a cargo de la  Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe (RSMLAC). Su contenido enfatizará los puntos centrales de la agenda de los movimientos sociales comprometidos con la agenda de El Cairo y con el monitoreo de su implementación, en especial, la agenda de las organizaciones de mujeres, de jóvenes, de mujeres afro, indígenas, etc.

Este informe de la sociedad civil reflejará, en parte, la experiencia de dos reuniones previas de consulta sobre Cairo+20 realizadas en la región –en Jamaica y Montevideo-, con apoyo del UNFPA, donde se contó con un Comité Coordinador Regional de representación diversa. Aunque este Comité ya terminó sus funciones, una articulación de organizaciones de la sociedad civil continua involucrada y tendrá presencia activa en Quito.

La reunión de CEPAL concluirá con la Mesa Redonda: El Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo después de 2014 en América Latina y el Caribe.

Foro Previo de la Sociedad Civil reforzará su compromiso con el Consenso de El Cairo

El 3 de julio, es decir, previo a la reunión del Comité Especial de CEPAL, se realizará en Quito un Foro de la Sociedad Civil cuyo objetivo general será acordar una  estrategia de  incidencia política para ser implementada durante la reunión del Comité Especial sobre Población y Desarrollo de la CEPAL, considerando que en este ámbito deberían surgir compromisos respecto de la revisión de Cairo+20, a partir de las posturas de cada gobierno representado. Es un hecho, sin embargo, que no todos los países exhiben un buen nivel de cumplimiento de los acuerdos firmados en 1994 y posteriormente, por lo cual se buscará sensibilizarlos hacia las demandas sociales. Por lo tanto, el Foro de la sociedad civil estudiará las mejores vías y estrategias para favorecer la participación de las organizaciones sociales en las delegaciones oficiales de cada país.

Por otra parte, la elaboración de un posicionamiento oficial desde estas organizaciones, pasará por reconocer y validar las distintas vertientes temáticas de los movimientos sociales involucrados, apuntando y destacando, al mismo tiempo, los elementos que son unificadores, tales como la búsqueda de la justicia social, la igualdad, la equidad de género, los derechos reproductivos, el desarrollo humano y el fortalecimiento de democracias inclusivas, todos los cuales emanan vigorosamente del consenso de El Cairo.

En cuanto a las organizaciones de mujeres, sus experiencia de monitoreo de los acuerdos de El Cairo, las estrategias que han desarrollado en los últimos años en incidencia y abogacía, la formación de alianzas a distintos niveles, constituyen herramientas útiles para garantizar el éxito del Foro de la Sociedad Civil, de donde se espera un pronunciamiento político vigoroso que otorgue continuidad al Compromiso de Montevideo y a la Declaración de Panamá, entre otros hitos del activismo en torno a la CIPD.

El Cairo y las demandas de las mujeres

La agenda de El Cairo continua siendo prioritaria para las mujeres. Es el documento de valor universal más abarcador e integral sobre salud sexual y reproductiva, SSR, que fue aprobado por los gobiernos en un espacio internacional. La centralidad de esta agenda, además, no está solo en el paradigma de la SSR sino en su enfoque en derechos humanos, y su prioridad en la triada mujer-salud-desarrollo, lo que colocó a las mujeres ya no como objeto de políticas demográficas, sino como sujetas de derechos.

Sin embargo, esta agenda, sobre todo a casi 20 años de su aprobación, no puede constituir la meta máxima, sino un piso mínimo. La agenda tiene hoy varios vacíos y los tuvo incluso cuando fue aprobada, en especial en relación a los derechos sexuales y el aborto. Por ello no es un techo, sino un piso que sienta las bases para mayores avances.

No obstante, la agenda de El Cairo se encuentra hoy fragmentada. En lo externo, hay que mencionar especialmente la aprobación en el año 2000 de la agenda del Milenio, ratificada ampliamente por los gobiernos en calidad de acuerdo vinculante, lo que les obliga a avanzar al cumplimiento de sus metas. Metas que tienen restricciones y omisiones. El enfoque de las Metas del Milenio en la superación de la pobreza favorece el silencio en temas no negociable de la agenda de las mujeres, como aquellos relativos a los derechos del cuerpo, las autonomías y la defensa de la integridad corporal de las mujeres.

Esto impacta en los gobiernos, que se ajustan a estas metas para avanzar a su cumplimiento (aunque de hecho pocos lo logran con éxito), y se desentienden del compromiso moral y ético que asumieron en El Cairo y con su POA. En lo externo, esta agenda se ve mediatizada, además, por las tendencias conservadoras que se han instalado en muchos países/gobiernos, influyendo para el menor apoyo financiero, técnico y político a la SSR y los derechos correlativos. Ejemplo de ello son los recortes o negativas de apoyo financiero de países donantes como Estados Unidos y otros para proyectos en estos ámbitos, lo que ha impactado en servicios de SSR y en VIH/SIDA en países en desarrollo.

Por su parte, las reformas estructurales del área de la salud a menudo desconocen la agenda de El Cairo, y los procesos de privatización que avanzan en todos los países se constituyen en los peores escollos para garantizar acceso universal, cobertura y calidad de la atención para todas las personas, sin discriminación. Por el contrario, introducen modelos de mercado que perversamente hacen de la salud un lujo al alcance de pocos.

Paralelamente, la mayoría de los gobiernos de la región, en términos de difusión e información, nunca han asumido una política proactiva que permita transversalizar en la población, en la academia y en el propio sector salud, los contenidos centrales del Consenso de El Cairo, por lo cual no ha logrado instalarse en la sociedad como paradigma o modelo cultural válido. Tampoco lo han hecho suficientemente las organizaciones de mujeres, fallando en un ámbito en el cual pueden y saben incidir, pero para el cual hoy carecen de recursos.

Efectivamente, desde las organizaciones de mujeres, si bien su compromiso con la agenda de El Cairo fue extraordinariamente marcado durante el proceso mismo de la Conferencia y hasta el primer quinquenio, luego comenzó a decrecer, principalmente por falta de financiamiento y falta de continuidad de estrategias que les permitan efectuar: monitoreo, investigación, mapeos, incidencia con gobiernos, negociación de alianzas, interlocución con parlamentarios, recopilación de evidencia en temas seleccionados, capacitación y difusión, instalación de mesas tri o bipartitas de trabajo, cabildeo para formar parte de delegaciones oficiales en espacios internacionales, revitalización de la Agenda de El Cairo en sectores de mujeres y entre potenciales aliados (academia, proveedores de salud, otros movimientos), consecución de recursos, entre otras cosas.

La agenda de El Cairo también ha bajado en los focos de prioridad de las agencias de cooperación. En esto ha influido la agenda de los ODM, que capta su mayor atención y apoyo, en especial en la temática de pobreza, la que no ha logrado ser cruzada eficientemente con las perspectivas de igualdad y equidad de género, y ciudadanía de las mujeres. Menos aún con temas de salud, a pesar de que la evidencia empírica y también científica demuestra que las mujeres empoderadas respecto de su derecho a la salud y capaces de decidir sobre sus cuerpos, logran avanzar hacia mejores condiciones de vida para ellas y sus familias y son capaces de impulsar profundas transformaciones en sus comunidades.

Y ha sido castigada por la agencias de cooperación a partir de tendencias conservadoras fundamentalistas que allí también inciden, lo que ha determinado muchas veces el virtual veto a proyectos de trabajo en aborto y otros temas vinculados a la autonomía del cuerpo de las mujeres. Por lo tanto, es necesario un movimiento o campaña mundial de las organizaciones de la sociedad civil que visibilicen internacional y públicamente esta situación, exigiendo y desafiando a las agencias para que cumplan su rol político y ético de apoyo a los derechos humanos plenos de las mujeres.

En cuanto a las agencias de Naciones Unidas, la Cumbre del Milenio y los ODM son su prioridad central, lo que no puede implicar, sin embargo, el menoscabo o invisibilidad de los programas y plataformas de sus conferencias mundiales de Viena, Río, Copenhague, El Cairo, Beijing, Durban, entre otras. El UNFPA ha desplegado, sin duda, muchos esfuerzos en torno a la agenda de El Cairo, pero podría fortalecer más  sus vínculos con la sociedad civil, en forma horizontal, desarrollando esfuerzos regionales y nacionales para garantizar su  cumplimiento.

Esto nos impone, por lo tanto, la urgencia de continuar con la re politización y revitalización de la agenda histórica de las mujeres en salud integral, salud sexual y reproductiva, y derechos sexuales y derechos reproductivos, y colocarla en el debate público como un tema de ciudadanía, de justicia social y de igualdad plena.

A tomar en cuenta:

La región latinoamericana y caribeña tiene una población eminentemente joven,  cerca de 109 millones de personas de entre 14 y 24 años, aun considerando que también existen países con procesos de envejecimiento poblacional, como es el caso de Uruguay y Chile.

Además se trata de una región con un porcentaje significativo de población indígena y afrodescendiente, con problemáticas diferenciadas que necesitan urgente resolución, y que en muchos casos habita en zonas rurales con menores niveles de desarrollo y escaso acceso a servicios básicos de educación, salud, vivienda, etc.

Por otra parte, si bien América Latina y el Caribe, ALC, ha visto, en promedio, una reducción de las tasas de mortalidad materna en alrededor de un 25% entre 1990 y 2007, las cifras siguen siendo insuficientes respecto del 75% de reducción que fue comprometido en el ODM 5. De hecho, cada año en la región mueren 130 mujeres por cada 100,000 nacidos vivos por causas vinculadas a la reproducción, cifra que esconde profundas inequidades tanto entre los países como dentro de ellos. Haití, Nicaragua, Bolivia, por ejemplo, son naciones con altas tasas de muertes maternas, que se contraponen a lo que ocurre en Cuba, Costa Rica y Chile. Pero incluso en países con buenos indicadores sanitarios las mujeres indígenas y afrodescendientes, las mujeres inmigrantes, las adolescentes, y en general las mujeres de menos recursos, enfrentan dramáticas inequidades para su goce a la salud integral, incluyendo la salud sexual y reproductiva.

El embarazo adolescente es otra problemática frecuente en ALC, y con ella surge la mortalidad materna asociada a embarazos precoces. De hecho, las adolescentes más jóvenes, aquellas de menos de 15 años, tienen tasas muy altas de muerte materna: en ese rango de edad tienen 5 veces más probabilidad de morir por causas relacionadas al embarazo, parto y puerperio, incluyendo el aborto inseguro, en comparación con mujeres de 20 años y más. Y entre las mujeres indígenas, las tasas de mortalidad materna a menudo son 4 veces más altas que el promedio de la región.

En la Conferencia de El Cairo, en 1994, se proyectó una inversión de 21.700 millones de dólares hasta 2015 para cuatro componentes del Plan de Acción: regulación de la fecundidad, salud reproductiva, infecciones de transmisión sexual como el VIH/Sida, y recolección y análisis de datos. Pero una reciente revisión hecha por el UNPFA reveló que en total se requieren 69.810 millones de dólares.

Juntando el gasto de gobiernos, ciudadanos y organizaciones no gubernamentales, los países de América Latina han aportado casi 3.000 millones de dólares, pero se requieren más de 6.000 millones para cumplir con los objetivos. Mientras, los países industrializados están aportando menos del tercio comprometido… pero las necesidades de las personas no pueden esperar.

Nota: Acceda a nuestras Boletinas Especiales:

* Cairo+20, ni un paso atrás para seguir avanzando. Comité Especial de CEPAL sobre Población y Desarrollo, clave para agenda feminista

* Cairo+20, ni un paso atrás para seguir avanzando. El Consenso de El Cairo y la demanda histórica de las mujeres: “Mi Cuerpo, Mi Territorio”